Preparados para la Oportunidad, por Marco Rodolfo Praga

En el marco del Plan Contract Región de Murcia el pasado 7 de abril, impulsado por UNEX en colaboración con otros organismos nacionales e internacionales, se celebró el 1er Webinar Internacional Contract: «Preparados para la Oportunidad» en el que participó el Arq. Marco Praga aportando su visión de repensar las necesidades de las personas y ¿cuál es el problema de fondo?. Pasadas unas semanas después del webinar Marco nos comparte este post donde trata de aportar una reflexión actualizada sobre los temas que se comentaron. 

Las ciudades y los edificios han sido pensados y diseñados alrededor de nuestras necesidades y costumbres. Pero si éstas cambian, ellos deben cambiar también. Hoy en día, entre muchos (como la falta de abrazos), el primer problema del distanciamiento es la transportación y atender las necesidades básicas que no tienen dispensario a una distancia inmediata.

Es cambio de hábitos momentáneo (porque esta situación es transitoria) nos ha obligado a modificar nuestra rutina diaria, y de alguna manera cuestionarnos la relación costo-beneficio de cómo nos comportamos diariamente. Desde hace tiempo ya se vienen integrando en el perfil urbano distintas soluciones que conocemos como usos mixtos. Estos modelos de agrupaciones y edificio que integra distintas actividades, idealmente complementarias, nos ha ayudado a mejorar los proyectos y las condiciones de la vida diaria desde muchos puntos de vista: el confort, la experiencia, la rentabilidad y la amortización de espacios por la flexibilidad de los mismo.

Sin embargo, a pesar de ser muy conscientes de sus bondades, y de tener bien claros los beneficios, no hemos podido aún lograr que esta misma forma de pensar se contagie a la forma en la que hacemos ciudad al menos de una forma integral. Imagínense si hoy, en esta situación de distanciamiento y reclusión en vez de vivir en la ciudad como la vivimos, la tuviéramos organizada en pequeños centros urbanos auto suficientes que permitieran que cada uno de nosotros pudiéramos acomodarnos y autoabastecernos «localmente» minimizando la necesidad de desplazamientos. Cuántos beneficios tendríamos organizados en una especie de sumatoria de comunidades que permitieran que nuestra vida pudiera continuar más normal y sin tanto impacto económico. No solo ahora, sino siempre. Las tecnologías ya nos permiten comunicarnos y trabajar a distancia. Ya el desplazamiento sería necesario más esporádicamente, y probablemente, en su mayor parte, por motivos recreativos. Pero para ser exitosos implementándolo tenemos que ser flexibles y trabajar alternando la visión entre lo macro y lo micro. Tenemos que también mirar las pequeñas realidades e integrar las rutinas entre estas dos visiones para que cada una sea una extensión de la otra.

Hoy en día más de uno habrá visto a un amigo convertir su casa o su cochera en gimnasio, oficina, taller o escuela. Esto nos lleva a pensar en qué tanto podemos replantearnos la problemática del programa arquitectónico a la hora de pensar los proyectos. Qué necesita realmente uno en su casa? Qué tan flexibles o transformables pueden ser los espacios? Qué cosas aportan realmente valor hoy al producto inmobiliario y a la vida del usuario? Tenemos que frenar, respirar, y pensar de verdad qué necesitamos. Vivir en confinamiento no nos debe orientar a diseñar un mundo para estar aislados, sino un mundo donde nunca más necesitemos estarlo.