Adecuación de espacios hoteleros post-confinamiento, por Marco Rodolfo Praga

Entendiendo que la hotelería es un ejercicio de flujo de caja con un inevitable componente inmobiliario, donde los costos y la tarifa lo definen la inversión, y que lo que estamos viviendo es una situación que en algún momento superaremos, el secreto para manejar la reactivación/continuidad de la actividad hotelera radica en la operación y la sensación de cuidado y seguridad que se pueda transmitir a los huéspedes.

Si bien es cierto que desde siempre los hoteles están pensados en circulaciones, espacialidad, acabados, tecnología (accesibilidad) y equipamiento para ser de fácil y rápidos mantenimiento al menor costo posible, hoy en día nos toca dar un paso adicional y ser más creativos, no solo revisando todo lo anterior, sino también reforzando la eficiencia y versatilidad de cada espacio desde el entendimiento del negocio para no quedarnos en meras soluciones superficiales. Si bien una primera solución es pensar en ampliar las áreas comunes y las zonas de reunión, seguimos teniendo el problema del tráfico y la renovación de la ocupación. Para ello hay que reforzar las facilidades que da la infraestructura para prestar los servicios solicitados.

En los nuevos proyectos, sobre todo en los que tienen una fecha de apertura próxima, deberá pensarse en una habilitación parcial y modular de acuerdo a la ocupación y cómo se vayan flexibilizando las medidas de prevención. Seguramente podrán aguantar este primer tiempo ajustando su equipo de operación y difiriendo en el tiempo la inversión de la dotación de espacios comunes, que probablemente estarán clausurados hasta nuevo aviso, a la espera de recibir huéspedes. Desde ese punto de vista, la reingeniería, el fortalecimiento y la mayor eficiencia de las áreas de servicio (como almacenaje de elementos de aseso, puntos de trabajo y aseo en las distintas áreas, capacidad para rotar más personal) será primordial y clave para asegurar un buen funcionamiento.

Tanto en los hoteles existentes como en los nuevos, entre tantas medidas distintas que se pueden pensar, seguramente se podrán volver a reservar noches de hotel (producto premium en el negocio) ofreciendo los desayunos en las habitaciones y redoblando los ciclos de limpieza y desinfección, asegurando la posibilidad de espacios privados y seguros. Los que ya tengan infraestructura adicional tendrán que pensar cómo sacarle rentabilidad dando servicios a terceros o poniéndola en stand by cuidando sus costos de mantenimiento.

En definitiva, entendiendo que esta es una situación transitoria con una duración aun no medible, lo que tienen que hacer hoy lo desarrolladores hoteleros es seguir proyectando los hoteles que cumplan su meta de negocio en condiciones normales, ajustando su oferta temporalmente desde una eficiente operación sin mayores modificaciones en la infraestructura. Esto nos dejará un gran aprendizaje y muchas nuevas ideas más orientadas a la verdaderas necesidades del usuario más que a las tendencias de consumo, y sin duda será una gran oportunidad para mejorar tanto el producto como el negocio. El gran secreto no será rediseñar la habitación, sino los flujos, la posibilidad de compartimentación y re-uso o uso complementario de los espacios comunes, la dotación, y las áreas de servicio.